Y ahí está de nuevo Míriam. Y ella nos dice que los acentos existen y las eñes y nosotros nos sonrojamos ante nuestra nulidad tecnológica. Y vemos que, de repente y tras su indicación, la alegría de nuestros girasoles se enfatiza y ya luce como merece: efusiva. Y pienso que, ella es, sin duda, nuestro acento en muchas cosas.
Te debemos un artículo. Y lo verás pronto.
12/04/2006
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